28/11/04

Más vale callar y parecer imbecil, a abrir la boca y confirmarlo

Algo de mi propia cosecha

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No es gran cosa, pero ahí va la primera parte de la historia que escribí hace algún tiempo:

Romance de un Montaraz I

Viejo, dolorido y cansado,
vastas tierras recorridas,
trechos de vida pasados,
lumbre de esperanza valdía.

Sin nombre muchos le llaman,
sin alma alguna se siente,
con pesar de un pasado que afana,
en consumirle en su presente.

Lejanas canciones llega a oír,
entre penumbra y soledad,
tiempos que tocaron vivir,
pesada carga, amarga eternidad.

Allá va, hacia oriente,
incansable viaje sin fin,
lenta marcha en sol poniente,
rasgándole sueños, deseando morir.

Que desdicha la nuestra,
que en lugar de perseguir bandidos,
cabalgo entre angostas veredas,
en busca de sueños perdidos.

No es suficiente con pensar,
no es bastante con soñar,
ni vagar por el ancho mundo,
huyendo de mi verdad

Destrozado, sigue su empresa,
Sin más cambio ni elección
obligado, prisionero de sus penas
carcelero de su viejo corazón.

Si La Soledad Es Mi Destino,
Si El Dolor Es Mi Sentido,
¿Es Acaso Tu Amor Mi Senda,
O Es La Muerte Mi Camino?