Seguramente mucha gente, quizás cegado por algo a lo que llamamos amor aunque verdaderamente es un capricho pasajero, habrá hecho alguna locura como la que hicimos mi amiga y yo solo por saber algo más de un chico. Hace un par de años, todos los dÃas a la salida del instituto, mientras esperábamos a que vinieran a recogemos para volver a casa, veÃamos pasar por la puerta del instituto a un chico de unos 22 ó 23 años. Mi amiga estaba que se morÃa por ese chico, durante todo el dÃa
esperaba impaciente a que llegara la hora de la salida, pero nunca se atrevÃa a decirle nada. Siempre lo esperábamos en el mismo sitio para verlo pasar y últimamente hasta nos saludaba, pero un dÃa coincidió que las dos nos Ãbamos a casa andando y le propuse a mi amiga seguir a este chico para averiguar donde vivÃa y ella, sin dudarlo, aceptó encantada. Pues asà lo hicimos, como todos los dÃas, lo esperábamos en el mismo sitio, al pasar nos saludó, y esperamos a que se alejara un poco para que este no se diese cuenta. Cuando se alejo unos metros nos fuimos detrás de él. ParecÃa que sabÃa lo que estábamos haciendo porque andaba muy rápido y llegó un momento en el que tuvimos que seguirlo corriendo y ya os podéis imaginar después de un duro dÃa de instituto, cargada de libros y con el calor que hacÃa las dos corriendo como locas. Lo seguimos hasta pasar el subterráneo y al llegar al Arenal vimos que iba a la estación de tren asà que pensamos que vivÃa en Sevilla y no pensábamos seguirlo hasta allÃ. Pensareis que vaya chasco que nos llevamos pero ahà no acaba la historia. Mi amiga y yo, al ver que ya no podÃamos hacer nada, decidimos irnos cada una a nuestra casa, pero cuando nos estábamos despidiendo mi amiga se dio cuenta que no habÃa ido a la estación sino que iba por el Arenal, asà que sin pensarlo dos veces seguimos corriendo detrás de él. Lo perdimos de vista varias veces pero lo volvimos a encontrar. Por fin llegamos al puente subterráneo que está al lado del Mercadona y os podeis imaginar la cara que se nos quedó cuando lo vimos entrar en el supermercado para hacer la compra. Asi que todo lo que corrimos y el calor que pasamos no nos sirvió para nada. Al acabar el curso nos enteramos por una amiga que ese chico no era de Dos Hermanas sino de Granada. El solo iba a estar viviendo aquà diez meses y antes de que empezara el verano volverÃa a su pueblo.
|