SOBRE LA ANALOGÍA ENTRE LOS SISTEMAS DE ORGANIZACIÓN CELULARES Y LOS ACTUALES MODELOS DE ESTADO HUMANO. PARTE PRIMERA
En estas primeras líneas, quiero dejar claro el como y el porqué de este pequeño ‘trabajo mental’ sobre las similitudes anteriormente mencionadas. Estos pensamientos, próximamente plasmados en este texto no son fruto de una reflexión puntual, sino de varios años de reflexiones, analogías y documentación. El porqué es bien sencillo, debido a mis estudios medios dirigidos hacia las Ciencias de la Salud, Biología en particular (todo ello se lo debo a mi ex-profesora, la Doctora Doña Juana Iriarte) y a mi interés antropológico he adquirido unos conocimientos básicos que me permiten escribir estas líneas.
Como pequeña introducción y para una aclaración de conceptos, vamos a definir como sustento de nuestra realidad material los distintos niveles de organización de la misma. El primer ‘escalón’ conocido es la energía, siguiéndole de menor a mayor complejidad las partículas subatómicas, los átomos, las moléculas (que pueden formar macromoléculas), los orgánulos, las células, tejidos, órganos, sistemas, y por último el cuerpo (en este caso nos centramos en el humano). Pero a esta lista quiero añadirle otros escalafones superiores que, aunque no estén igualmente aceptados como tales, los considero como continuación de los anteriores niveles. Estos son: la comunidad, el estado y la humanidad. Si analizamos cada uno de estos ‘escalones’ llegaremos a la conclusión de que cada escalón esta formado muchos escalones inmediatamente inferiores y que muchos de ellos forman un escalón inmediatamente superior.
Llegado a este punto y para empezar vamos a establecer una serie de analogías para comparar los sistemas de organización: célula – individuo, cuerpo humano – estado.
Imaginemos que el cuerpo humano es el estado, y que cada una de las células que lo componen son individuos. A continuación analizaremos algunos de los más significativos rasgos de ese ‘estado’ particular:
Los individuos pierden todo el protagonismo a favor del propio estado, que es el verdadero fin de todos ellos, no importa el individuo, importa el estado.
Los individuos que por alguna razón no gocen de plenas facultades para ser productivos en el estado, son automáticamente eliminados, sin ninguna piedad. De hecho existen campos de exterminio (capa externa de la piel y uñas).
Todos los individuos son exactamente iguales culturalmente (genéticamente).
No existen los rangos ni los privilegios, cada grupo de individuos desempeñan una labor fundamental para el perfecto funcionamiento del sistema.
El estado se defiende contra invasiones externas sea cual sea su tipo y origen gracias a sus defensas tanto en forma de individuos especializados (linfocitos...) como de elaboraciones de los mismos (anticuerpos), sin embargo existen en el mismo comunidades de individuos ajenos al mismo (bacterias intestinales) que aunque desempeñan una labor fundamental no son lo suficientemente cuidadas.
El mal del estado: una masiva reproducción de sus individuos crea una población incontrolada de individuos que puede agotar sus recursos (cáncer). En este caso se intenta controlar a los individuos o sacrificarlos.
La amenaza del estado: Individuos externos que utilicen los propios mecanismos del estado para destruirlo (virus).
El estado no duda en agredir sin ninguna piedad a otro estado si esto conlleva interés para el mismo.
Estos rasgos dejan una clara tendencia puramente analógica del cuerpo humano: es sin ninguna duda nacionalsocialista, nazi. ¿Quiere decir esto que el estado perfecto es el planteado por los Nazis? Personalmente y como individuo que vive en la sociedad de comienzos del siglo XXI, y atendiendo a mis principios en los cuales el individuo es lo primero, no. Si vamos más allá con nuestras comparaciones, veremos que además de este existen otros tipos de estado: el anárquico (proctistas y algunas bacterias solitarias) y el comunista (colonias de bacterias) y evidentemente el más avanzado sigue siendo el humano, preocupante. En estos dos últimos que hemos presentado no existe ninguna o escasa organización estatal, a diferencia del primero. Aquí llego a la conclusión de que atendiendo a las comparaciones, nuestro modelo de estado actual esta a caballo entre el anárquico o comunista y el nacionalsocialista, más preocupante todavía… ¿Llegará el día en que el estado (o la humanidad al completo) se rija por estos comportamientos? ¿Fueron los nazis una avanzadilla frustrada de este nuevo modelo de estado? Eso no lo sabremos hasta que suceda, pero es probable.
Quede claro que un servidor no es pro-fascista ni similar, soy demócrata Republicano de izquierdas convencido, pero eso no me impide analizar e incluso comparar otras formas de organización por mucha repulsa que les tenga. Lo escrito es una serie de reflexiones en las cuales he ido uniendo cabos hasta llegar a formularme una serie de preguntas, las cuales cada uno puede responder tal y como crea oportuno.
A falta de más que añadir por el momento, pongo punto y final al texto y si veo oportuno publicaré una segunda parte con posibles (más que posibles) correcciones y nuevas reflexiones.
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