Ante todo, respeto
El respeto hacia uno mismo y hacia los demás es fundamental para que sea posible la vida en sociedad ya que, si cada uno hiciéramos lo que quisiéramos sin pensar ni en nosotros mismos ni en los demás obtendrÃamos como resultado de ello, el caos total. Ésta es una afirmación totalmente evidente y sin embargo, hemos de reconocer todos que en la práctica somos muy poco respetuosos los unos de los otros y que a la hora de actuar pensamos únicamente en nosotros mismos y en nuestros propios intereses más que en el prójimo.
Yo, como no fumadora, respeto el derecho de los sà fumadores de fumar sin restricciones de ningún tipo (precio, lugar, horario etc....) pero, igualmente pido, exijo que no se atente contra mis derechos. Y es que cada vez tenemos menos y menos libertades las cuáles van siendo recortadas una por una por el estado, el cuál no pretende si no controlarnos más; la ley por la cuál dentro de un tiempo ya no se podrá fumar más en lugares públicos es simplemente eso, una forma más de acortarnos nuestros legÃtimos derechos. Y es contra esto contra lo que yo me opongo y no a que los fumadores puedan o no fumar en bares, colegios, estaciones de tren........
Para ello se han manipulado datos deliberadamente para que asà los fumadores dejasen de fumar en pos de su propia salud y de la de aquellos que tienen al lado y como esto visiblemente no dio resultado (las cajetillas de tabaco están llenas de mensajes amenazantes y no por ello la gente ha dejado de comprar, en absoluto) pasaron a otra técnica que fue la de aumentar el precio descaradamente y al no funcionar tampoco han pasado a algo mucho más radical, prohibir su consumo en lugares públicos e incluso, más adelante obligarán ‘ por su bien’ a los fumadores a realizar cursillos que les ayuden a dejar ese vicio tan peligroso para la salud de ellos mismos y de quienes les rodean aunque, ellos no lo quieran.
El motivo de tantos intentos porque dejemos de fumar o de que no lo probemos si es el caso de que no fumemos no es ni mucho menos una preocupación casi paternal por nuestra salud si no, como he dicho antes, una forma más de controlarnos y en este caso en concreto del tabaco se trata de algo más. Al Estado le ha dejado de interesar el negocio del tabaco porque se gasta más dinero en Seguridad Social para tratar las diversas enfermedades derivadas de éste que lo que se ingresa por los impuestos. En otras palabras, el Estado sólo y exclusivamente se preocupa en ahorrarse el dinero que le suponen los fumadores.
Por todo esto, cuando al principio dije que pido o mejor dicho, exijo que no se atente contra mis derechos no me referÃa a los fumadores, a los cuáles respeto si no al Estado que nos ha utilizado descaradamente a nosotros los que no fumamos para atacarlos y hacerlos parecer no sólo como unos suicidas si no además como unos asesinos, lo cuál, he de decir, me parece totalmente atroz.
Entre nosotros, los ciudadanos (fumadores y no fumadores), pido ante todo, respeto porque si no, no serÃa posible la convivencia y además por otra razón, y es que luchamos contra un mismo enemigo.
Sé, al escribir esto, que muchos estarán en contra de la opinión que aquà expongo pero, sinceramente no me importa porque aunque, no me gusten (lo reconozco) respeto las crÃticas negativas.
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