-Será mejor que me vaya ya.
-Anda, quédate un rato más.
-No, SofÃa, muchas gracias, pero es que no tengo coche y me tengo que ir andando. Mejor me voy ya antes de que sea más tarde.
-Te puedes quedar a dormir si quieres, hay sitio de sobra.
-Gracias, pero es que mañana me tengo que levantar temprano para ir al banco a comerme la cabeza con unos papeles de no se qué.
-Bueno... No pasa nada, pues te espero para la próxima fiesta.
-Ok, ya sabes que no faltaré.
-Adiós, y ten cuidado por el camino.
-SÃ, buenas noches.
Menos mal que no bebo alcohol, si no, a saber donde llegarÃa ahora, jaja.
TendrÃa que haber salido más temprano, no hay nadie por la calle, y anda mucho loco por ahà suelto... Iré por el camino de las calles más principales, es un poco más largo, pero está mas cerca del centro y será mas tranquilo.
Esto pensaba Iván mientras andaba, un poco temeroso, por las oscuras calles de su cuidad. Llegó a la calle principal.
Oh no, está cortada por obras.
Iván no querÃa volverse otra vez, asà que se metió por un callejón.
Iba por la acera andando deprisa, querÃa salir de allà lo más rápido posible.
Iba a cambiar de acera, pues por la que iba estaba llena de basura.
Cuando iba a cruzar, una voz le detuvo:
-Eh, señor, tenga cuidado.
Iván miró atrás y vió una niña pequeña, vestida con un vestido blanco, muy pálida pero lindÃsima de cara.
-¿Qué? ¿Qué has dicho pequeña?
La niña lo miraba fijamente, pero no respondió. Señaló la fachada de la pared de enfrente.
Iván miró y vió caer desde lo más alto del edificio una enorme piedra, el edificio era muy viejo...
A Iván lo invadió una sensación de miedo y alivio a la vez, si hubiera cruzado posiblemente le hubiera caÃdo esa piedra encima.
Se volvió para darle las gracias a la niña, pero ya no estaba...
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