Si un dÃa; alguna vez
ves que el brillo de tus alas
comienza a desaparecer.
Si un dÃa; alguna vez,
en la noche cerrada,
te sientes llena de soledad.
Si un dÃa; alguna vez,
no logras trabar o vencer
la tristeza que inunda tu ser.
Llámame en la lejanÃa,
llámame, noche o dÃa,
y presto, sin ira,
a tu lado me verás.
Sabrás que siempre tendrás un pecho
donde tu dolorida cabeza reposar,
una mano que apretar,
un corazón lleno de humildad
que siempre te corresponderá
siempre, siempre, siempre.
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