Antes de despertar de mi sueño, ofreciose a mi vida la angustia de no poder hablar y expresar mis ideas ni opiniones como a todo ser viviente le gustarÃa expresar.
Estuve yo sentado en mi triste silla, durmiendo tranquilo, y mientras dormÃa, mis manos hacÃan un gesto de movimiento, estaban mis manos escribiendo al ritmo de mi sueño, expresando lo que en ese momento vivÃa en la realidad, no tenÃa lengua.
En mis sueños preguntome yo si el que no tenÃa lengua era una realidad o un triste sueño que pretendÃa llevadme a lo más profundo del abismo.
Me và corriendo, ahuyentado estaba de no tener lengua, corrà y corrà por las calles de la cuidad para encontrar lo que no tenÃa.
Mirome todo el mundo con cara de asustados, pues yo era el único que no tenÃa lengua.
Mientras corrÃa, hayé a una chica tirada en el suelo, mirándome con los ojos en llanto, esperando una pregunta de que qué le pasaba, me quedé mirándola entristecido, no pude decir nada, pues lengua no tenÃa para hablar, asà que largome de allà con cara de angustia y culpabilidad, fui en busca de lo que habÃa perdido.
Pasado un tiempo, ya miré por todas partes, no encontré nada, la búsqueda habÃa sido en vano, asà pues hayandome todos sin poder expresar nada de mi... nada de mis pensamientos. Entonces... ¡Ring! ¡Ring! llamaban a la puerta, le abrà al señor que llamaba, entonces éste dÃjome que me ayudaba a encontrar mi lengua.
Con lo único que podÃa contestarle, con mi cabeza, hÃcele un gesto de amabilidad y de aceptitud.
A los pocos dÃas, pusÃmosno en camino, hacia el único lugar que nunca me habrÃa dado por buscar, el lugar donde yacÃan todos aquellos que descansaban en paz... y al fondo del cementerio, en lo más oscuro de éste, hayome ese señor tan amable mi lengua, en efecto... yacÃa mi lengua enterrada y metida en una caja de vidrio, lÃmpia como se consevaba, pero, él y yo nos preguntamos en nuestras mentes... ¿cómo habrá podido acabar aquÃ, en éste tenebroso lugar, mi lengua?
Solo hallé una respuesta ante tenebrosa pregunta, y esque era que nadie en esta sociedad dejome expresar mis ideas ni opiniones con claridad.
De repente... oà una voz de fondo y desperté de este miserable sueño que me habÃa llevado a la locura... |