Dedicado a todas aquellas personas que tienen un amor lejos y que solo unas veces al año consiguen estar juntos...o que por desgracia de la vida perdieron ese amor...
Fue el verano caluroso del noventa y ocho,
una tarde como otra cualquiera de agosto,
él sentado en el muelle mirando al mar,
preguntandose por que la dejó escapar,
y es que fueron muchos los momentos inolvidables junto a ella,
contando estrellas bajo la luna llena,
cobijando en corazon momentos de alegria y pena,
cuantas veces caminaron por aquella arena,
pelÃculas en el cine, románticas cenas,
para él el verano ya no existe,
solo un pasado jamás olvidado bastante triste,
su niña lo era todo,
si ella lloraba él siempre estaba ahi de algun modo,
abrazos, besos,
no hacia falta palabras, solo un buen gesto,
para saber que ella era lo que mas queria en su vida,
su única salida,
su cura para todas sus heridas,
pero ésta, puede que nunca cicatrice,
por que las directrices del destino asà lo exigen,
ella marchó, para no volver,
tremendo vacio quedó en su ser,
dejó de reir, de comer,
ya no esperarÃa mas veranos para verla aparecer,
por aquel andén junto a la via del tren,
corriendo de brazos abiertos hacia él,
¿por qué la vida es asi?,
se preguntaba,
¿por que no puedo tenerla aquÃ, junto a mÃ?
se lamentaba,
miró al horizonte,
alli donde a lo lejos el mar se esconde,
tomó con fuerza una flor,
al mar con suavidad la arrojó,
con ella una lágrima derramó,
y a Dios pidió:
"CuÃde a mi niña,
como en tierra la cuidé yo..." |