Bueno, quien me conoce sabe el caos de ideas que es mi mente; una mezcla que parece imposible existir, y aunque miréis mi ficha y salga detrás la bandera republicana y tenga pinta de red-skin, os contaré mi experiencia reciente en un monasterio de clausura.
Estaba saturado, después de todo el verano, sin descansar, dedicado a 4 idiomas, hago los exámenes y sólo apruebo 2; no he salido de Dos Hermanas, he tenido que ver cómo gente se iba a la playa o a cualquier sitio de vacaciones, incluso mi familia, y yo he tenido que quedarme solo por tener que asistir a las clases particulares, que de todas maneras me han parecido pocas. Además de todo esto, a mitad de Julio empezó otro calvario que mejor no nombrarlo porque no me es agradable recordarlo, pero imaginad toda esa tensión junta, ¿a qué se llega? Al borde de un ataque de ansiedad.
Ya hechos los exámenes, un dÃa, hablando con Marsu, le dije que estaba al borde de hacer una locura, porque no soportaba tanta tensión, ¿y qué locura hice? Me fui a un monasterio de clausura en medio de la sierra de Córdoba, sin conocer a nadie y lo más loco, sin decÃrselo a la mayorÃa de mis amig@s (porque algunos si lo supieron). Total, llego el dÃa 9 de este mes, me dan la habitación...y empieza la soledad, que era lo que yo iba buscando, pero no tanta como encontré. Al ser un monasterio de clausura (llamados de la estrecha observancia) se suponÃa que los monjes no hablarÃan, y yo, después de toda mi situación, verme tan solo...empezaba a amargarme. Por suerte el sábado por la tarde cambió todo. Me levanté a las 4 de la mañana, porque allà empieza el dÃa a esa hora, con el rezo de Maitines, y le siguen 6 rezos más durante el dÃa. Por la mañana paseé solo por la inmensa finca del monasterio, y ya por la tarde empecé a tomar conversación con los demás huéspedes y con algunos frailes. Al final resultó que a los frailes les gusta charlar más que a mÃ, y todos me contaron su experiencia, incluso algunos hacÃan bromas, como uno de ellos que les dijo a las mujeres antes de irse. "tened cuidado con ese bicho" (refiriéndose a mÃ). Asà pues, la soledad se convirtió en compañÃa, y la compañÃa de gente que coincidÃa con mis pensamientos, raras de encontrar, asà que, ¿quién dice que un monasterio de clausura es aburrido? Pues quien no lo conoce, porque a mà me ha cambiado radicalmente esa idea, y pienso volver. |