Estábamos en 5º de primaria y fuimos a una convivencia con el grupo de catequesis (J.M.V.).
Sobre las 20:30 y las 21:00 salimos del colegio en el que estábamos porque si no, no nos iba a dar tiempo a llegar para cojer el tren. Empezamos a correr, ya que lo que había que andar era un buen camino.
Mi catequista, no se le ocurrió otra cosa que ir a una convivencia con tacones y decía que le dolían los pies.
Íbamos ya casi llegando a la estación de Santa Justa en Sevilla y no nos iba a dar tiempo así que empezamos a correr cada vez más.
Una amiga mía, se adelantó y empezó a cruzar la carretera.
Miiro para alante y veo que viene un autobús y que como no se de prisa la pilla. Entonces, de repente se escucha a la catequista diciendo ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ESA NIÑA!!!!!!!!!!...
pero como a ella le dolían los pies pues no podía correr hacía ella.
Entonces yo, empecé a correr hacía donde estaba mi amiga, ya que nadie pensaba hacer nada. Me metí en la carretera, le pegué un empujón y nos faltó 1 cm para que no nos pillara el autobús a las dos.
Gracias a Dios, a ninguna de las dos nos pasó nada, solo yo me hice unos rasguños en los brazos y una herida en la mano.
Pero eso, a la catequista no le importó, y en vez de preguntar que si nos había pasado algo, se puso a decir que corrieramos que íbamos a perder el tren.
A mi, eso no me hizo mucha gracia ya que no se preocupó por si nos había pasado algo y solo pensaba en volver a Dos Hermanas.
Bueno, que al final perdimos el tren y tuvimos que esperar una hora a que llegara el siguiente, correr no nos sirvió de nada y que por poco no nos pillara el autobús a las dos tampoco sirvió de nada porque tuvimos que estar más de una hora sentados en la estación sin hacer nada. |