Noche de difuntos de 1996, todo estaba en silencio, sentado en una esquina observando por la ventana como la luna aparecía acechadora entre las nubes y alumbrando con una luz pálida las lápidas del cementerio. Estaba tapado con unos pequeños cartones y unos retales que había tirados en medio de la habitación, la cual era de pared vasta, debajo de la ventana había cristales rotos los cuales deducía que provenían de ella, era de madera, porque estaba un poco partida y tenía muchas astillas, el suelo era arenoso, y había un rastro como si hubieran arrastrado algo pesado, ya que el rastro era muy grande. Sabía que el iba a venir a por mi, que me ayudaría a salir de esta habitación. Comenzó a llover y veía como por la ventana se iban las esperanzas de que alguien me viniera a buscar. Me quede mirando fijamente y vi como una de las lápidas que había cerca de la casucha en la que yo me encontraba se comenzó a mover, con un pequeño balanceo como si estuviera queriendo salir alguien, como si estuviera suelta, sin dejar de mirar la lápida oí como unos pasos se acercaban y cada segundo que pasaban se oían más fuertes, el miedo pudo conmigo y cerré los ojos rápidamente, el cuerpo me temblaba y cuando escuché que la puerta de la habitación se abrió comencé a gritar y quería salir corriendo, pero el miedo me tenía bloqueado. No sabía que era, y de repente dejó de sonar como si a mi lado estuviera, deje de gritar y mire descubriendo mis ojos entre la camisa que llevaba, y la ví a mi lado, era ella, aquella a la que vi balancearse en la lápida por la ventana, ella estaba a mi lado, pero cuando más me asusté, era cuando me asome a la ventana de nuevo, fijándome en la lápida y vi grabado mi nombre y la fecha de hoy, Marcos Saramago 2 de noviembre de 1996. Quise observar la lápida con detenimiento pero el miedo me lo impedía, me gire y ella ya no estaba, no me lo podía explicar, cada vez estaba más aterrado las piernas me temblaban y no sabía que hacer.
Note que escampó y decidí ir hacia la ventana para poder mirar haber si podía ver a alguien que me ayudara a cruzar el cementerio y el bosque que rodeaba el cementerio y la choza. El viento silbaba entre los cristales rotos, yo tiritaba de frío (aunque no sabía si era más el miedo que tenía al frío que tenía), estaba congelado, no podía ni moverme, esa impotencia que sentía no la había sentido nunca. El silencio me daba miedo, el saber q no se escuchaba nada, era lo que me daba escalofríos. Una puerta amenazante, la entrada de cualquier ser extraño, una ventana que me vigilaba y una lapida que tenía mi nombre grabado era todo lo que me rodeaba, era lo que hacía que me volviera loco, no le veía explicación alguna que yo estuviera en esa choza con una lapida con mi nombre, una ventana medio rota y una puerta sin picaporte, pero estaba. Asomándome otra vez a la ventana vi como mi vista se ponía turbia debido a las lágrimas que caían de mis ojos, la agonía de estar encerrado sin explicación alguna era lo que me hacía pensar,”esto no me tiene que estar pasando de verdad, esto es una pesadilla, en la que se sufre”, tenía mucho miedo, el miedo me llevaba a la locura extrema, y caí desmayado desgraciadamente encima de los cristales rotos de la ventana, entonces comencé a recordar.
“Todo comenzó en mi casa, me preparaba para realizar una excursión al campo con toda la clase para hacer senderismo y estudiar muchas plantas y árboles, y nos quedaríamos a dormir allí. Despidiéndome de toda mi familia lanzando besos, entré en el autobús y me senté al lado de ella, la chica que a mí me gustaba, Marta, era guapísima, tenía el pelo largo y rubio, ondulado, ojos verdes, alta, delgada y como no era la más popular de la clase, todos los chicos iban tras ella, pero yo estaba seguro de que la quería mas que ninguno. Estaba muy nervioso al estar sentado al lado de Marta, y mis compañeros como no empezaron a meter cizaña, diciendo las típicas tonterías de chavales de quince años,”uuhh, mira Marcos lo coloradito que se nos pone al lado de Marta”. Llegamos al instituto, donde nos esperaban el profesor de educación física, David, pero todos le decían el teleñeco, porque todo el mundo decía que era más feo que un teleñeco, y también nos esperaba la profesora de Ciencias naturales, Sandra, que no le decían nada porque era muy buena con nosotros.
Pasaron lista y nos montamos a mogollón en el autobús, y como no, hicieron que me sentara con los profesores, que coraje me dio eso. Íbamos de camino al campo de plantas y ciencias UNCOT,”Universidad de la Naturaleza y Capa de Ozono de la Tierra”, cuando de repente hicimos una parada para tomar un pequeño descanso del largo viaje y comer algo. Me senté en una piedra, a comerme mi bocadillo, pero llegó Jorge, el chulo de la clase y me amenazó diciendo que si me acercaba otra vez a Marta, me lo haría pagar caro. Subimos al autobús y Marta tan inocentemente se sentó a mí lado, Jorge se dio cuenta y me miró de forma amenazante. Cuando llegamos a la universidad, Jorge me agarró del cuello, pero me defendí dándole una patada, y eche a correr hacía el profundo y oscuro bosque que rodeaba a la universidad. Corría con el miedo de que Jorge viniera detrás mía, pero encontré un casucha vieja, donde me cobijé, y esperando me quedé dormido”.
Me desperté con muchos cristales hincados en la espalda. Intenté incorporarme tras la puñada que me había dado la vida de forma injusta.
Me puse a quitarme los cristales, yo no creía que tuviera tantos así que para ellos m quite los chalecos que llevaba y me di cuenta de que estaba sangrando. Cada vez pensaba más en la lápida, “¿por qué tiene la lápida mi nombre?” yo ya no sabía k pensar, ¿sería mi ultimo día?.
Decidí salir de la casa y cruzar el bosque solo, aunque antes m acerque a la lápida y encontré una foto en la cual aparecía toda mi clase, ¡era la foto del anuario del instituto del año pasado!. En ella yo estaba al lado de Marta pero esa foto me dio mucho más miedo, en ella estábamos marcados Marta y yo. Todo esto no tenía sentido pero a mi me tenía acojonado. Con el miedo que tenía no controlaba mi miedo y salí corriendo despavorido y gritando del cementerio con el cielo nublado y esa luna penetrante que se escondía entre las nubes como si no quisiera ver algo que fuera a suceder. Salí del cementerio corriendo sin saber a donde ir solo quería alejarme de ese sitio. Corría entre los árboles sin mirar atrás, pero yo solo escuchaba ruidos lo cual hacía que yo tuviera más miedo. No se cuanto tiempo llevaría corriendo y parecía que siempre llegaba al mismo sitio y me apoye en un árbol y un escalofrío me paso por el cuerpo me vino desde atrás mire hacia atrás y mi a esa mujer pálida, de pelo largo y blanco, yo no lo podía creer era la mujer de la lápida y que estaba en la choza, yo me asuste mucho y salí corriendo y en un momento me pare a descansar y mire al horizonte, no podía ser, el cementerio. Esto no me podía pasar a mí, y para colmo en ese momento se puso a llover y decidí meterme en la choza. Atranque la puerta con una viga d madera que había por allí y me fui a la habitación, ya no podía con el miedo, estaba aterrorizado y para colmo mojado. Me volví a asomar a la ventana y no ví nada, para mi fue un alivio. Ví un cartón que me podría servir para k n entrara por la ventana ni el frío ni la lluvia y cuando lo fui a pone otra vez estaba ella por allí andando. Yo creía que esta sería mi última noche y que de verdad esa lápida era para mí, ¿que hecho para merecerme esto?. Yo estaba en un trance de estar despierto y dormido cuando de repente escucho como aporrean la puerta, suponía que era ella, pero dejo de golpear la puerta, yo no sabía si habría abierto la puerta o seguiría abierta. El viento movía el cartón lo cual no me dejaba conciliar el sueño por el temor de que me pasara algo.
Gracias a Dios llegó la mañana y salí de la habitación sigilosamente y mirando hacia todos lados, y cuando llegué a la puerta me la encontré rota y abierta, ella había estado aquí.
Cuando salgo de la choza y voy a salí del cementerio me encontré con Marta y Jorge, salí corriendo hacia ellos con mucha felicidad y tranquilidad. Ellos habían venido porque la abuela de Marta esta enterrada en este cementerio. Marta cuando me vio como estaba me preguntó que donde me metí ayer y que me había pasado, yo les conté todo lo que me había pasado lo de la lápida, la foto… Jorge no se creyó nada y le enseñé la foto y en la foto ya no estábamos marcados Marta y yo, cada vez la cosa era más extraña y los lleve a la lápida para enseñarles lo del nombre, pero tampoco estaba en el ponía Dolores Fuertes de Cabeza 1.896. Jorge se empezó a reír y no me hizo mucha gracia y me marche y cuando llego a la puerta me la veo cerrada y fui corriendo a decírselo a Marta y a Jorge ya se le cambio la cara. Me dio por mira la foto y ahora estábamos los 3 señalados, Jorge se creía que todo era una broma mía por haberse reído d mí pero es que también se había quitado el nombre de Amanda de la lápida y estaba el mío y Jorge parecía muy asustado nunca lo había visto así, en cambio Marta estaba más tranquila la verdad es que ojalá estuviera yo igual que ella con esa tranquilidad, Jorge como aún no se fiaba fue a ver si la puerta estaba abierta, pero vio que no. Estuvimos dando vueltas a ver si encontrábamos una salida pero k va. Estaba oscureciendo cuando encontramos un hueco por donde salir. Yo les dije que teníamos que salir de aquí ligeros, que tenia un mal presentimiento y entonces vimos k venia hacia nosotros ella (la mujer de la lápida) Jorge se quedo enganchado pero menos mal que pudo salir, Marta también salió y yo terminando de salir me engancho del pie arrastrándome hacia dentro pero Marta y Jorge me estiraban hacia ellos, yo estaba aterrorizado gritando pataleando empezaba a entender que la lápida era para mi y las fotos marcadas era porque ella iba a venir pero no moriría por que su nombre no estaba en ninguna tumba lo que no entiendo es porque Jorge no estaba marcado en la foto, parecía que era mi destino y mirándola a ella m fije que tenía un cuchillo en la mano y justo cuando me a apuñalar consiguen sacarme. Ella se pone a gritar, un grito de rabia el cual hace que los 3 salgamos corriendo de allí hacia el bosque, nos alejamos del cementerio pero se notaba como ella intentaba abrir la puerta del cementerio hasta que dejamos de escucharla, eso me recordó a la noche anterior con la puerta la choza y le dije a Marta y Jorge que teníamos que irnos que había salio del cementerio corríamos por el bosque y escuchábamos como alguien se acercaba gritando y muy ligeramente, Jorge se calló y nos hizo perder tiempo aun no era d noche y veíamos, sabíamos que nos quedaba poco para salir de este infierno pero no lo conseguiríamos, y de repente vimos delante nuestra una sombra y los gritos desaparecieron todo estaba en silencio no se escuchaba nada excepto el respiro fuerte y profundo nuestro. Entonces fue cuando ví por primera vez a Marta con miedo y se agarró a mí Jorge no dijo nada porque el miedo que tenía era más grande que sus celos y yo tenía más miedo que él. Yo estaba que no podía la espalda por la mañana ya no me sangraba pero la tenia toda infectada y no podía seguir. Entonces se me ocurrió decirles a Marta y Jorge que se fueran ellos que el creía que ella iba a por él. Marta no quiso pero Jorge si quería, al final los 2 se quedaron con él. Pero no andamos mucho porque apareció ella con su cuchillo y su cara pálida con una mirada profunda y de odio. Pero siguen escuchando ruidos de pasos muy ligeros y ahora no es ella todavía tienen mas miedo y no saben para donde porque los pasos los escuchan por atrás suya. Ella se acerca lentamente hacia ellos y extiende el brazo cogiéndome del cuellos ahogándome pero pasa algo muy extraño aparece otro espíritu pero es un niño, Marta y Jorge salen corriendo escapando del bosque, yo ya me tranquilice sabía que no tenía nada que hacer y grite muy alto “¡Marta te quiero!” Marta lo oyó y se puso a llora sobre Jorge mientras se alejaban. El espíritu del niño se acerco hacia él tocándolo y lo quitó de las manos de ella. Ella me termino soltando y metió un grito de furia, el niño la termino echando salvándome la vida aunque estaba muy débil y caí al suelo. Mientras estaba tumbado el niño me contó el porque de todo. Por fin lo pude entender; entre el 1 y el 2 de noviembre de 1896 a ella un chaval le mato a su hijo que es el niño que le salvó y ella lo que a buscado es venganza. Yo debería haber muerto pero al sacrificarme yo por mis amigos el niño decidió que debía vivir que yo era un chaval de buenos sentimientos. A la mañana siguiente me desperté en el hospital y en ahí estaba Marta que me beso nada mas despertarme. Gracias a Dios estoy vivo aunque he sufrido mucho pero conmigo esta ahora Marta. Tengo bien claro que ni una noche más voy a un cementerio. |